martes, 13 de abril de 2010

Y callo la ficha

Despues de ese encuentros quedaron en volverse a ver el día siguiente. Facundo llegaba por la noche del campo, y mañana pasarian un día juntos, los tres juntos.

Erika, que se sentia ya desahogada y renovada por la escucha y consejos de Diana, agarró su bici, y emprendió su vuelta a casa.
Mañana iría a hablar con Cruz, ya lo había decidido. Mañana sería el día.

Pero mientras pedaleaba, sintió de pronto dos luces de un auto que la encandilaban.
Realmente no entendía que sucedía. Hasta que el motor se apagó y con ello las luces y quien salió del auto era no menos que Cruz.
Ccc ... Cruz. Eso fue todo lo que salió de su labios. Estaba atónita nuevamente.
Hola, preciosa. como estas? que haces aca? El le dijo.

Lo odio, asi como si nada, preciosa, ahhhhh tres meses. todo eso circulaba en su cabeza. Mientras lo miraba. Estaba tan lindo, bastante más flaco que desde la última vez. Esos ojos, y esa risa...
Concentrate. Erika por favor, concentrate. No te dejes atrapar por esto. Ya sabes como es, no te ama. ya lo sabes...

Muy bien. Acá estoy, respondió. Vine a visitar a mi padre y pasar unos días con el.
El la miraba de pies a cabeza, con esa mirada que parecía escanearla y ver todo su interior. Se sintió como depronto, desnuda. Como que él podía leer sus pensamientos y que sabía realmente que le pasaba.

Asi que se enderezó, e inmediatamente lo miró a los ojos, con una mirada fría y dura. Y le dijo que pensaba irlo a buscar mañana, y que no contaba con este casual encuentro.
sin dejarlo emitir ninguna palabra le dijo que por qué jugaba con ella, por qué nunca la había llamado, que era un desconsiderado y que por favor no la buscase nunca mas, ni se le acercase, porque no quería verlo, oírlo. No quería nada con el.
Le dijo que estaba feliz en la ciudad, con su nueva vida y amigos. que todo estaba resultando como ella lo esperaba, y que el cambio que había buscado superaba sus expectativas, y que su trabajo era fascinante... y ahí empezó a flaquear, porque lo que empezaba a salir de su boca ya no era verdad.

Cruz, la miraba, y escuchaba sin decir nada.
Pero cuando, en ese instante ella calló, la tomó de las manos. la agarró muy fuerte. y la miró. luego la soltó. todo sin decir nada.
Erika comenzó a violentarse, estas situaciones y reacciones de él la crispaban. Con que derecho tomaba así sus manos. Y al borde de un llanto, sin poder mirarlo ya mas, le dijo que se iba. Y que la charla entre ellos había terminado.
Se apresuró a buscar su bicicleta, pero estaba aturdida, y tardó bastante en reponerse y subirse a ella.

Cruz, le dijo muy despacio: no te vayas Erika. Te amo. Te necesito. Te...

Erika levantó su mirada, llena de enojo y odio y le respondió: que te pasa? No me digas estas cosas, cuando los dos sabemos que no es así, no me amas, no me buscaste, no llamaste, y fueron tres meses. Tres meses en lo que esperé una carta, un mail, un llamado, algo. Tres meses en que estuve completamente sola, en una ciudad que no conocía, sin trabajo, casi sin plata para mantenerme... Eso no es amor. Así que no me digas ya mas nada. Porque no hay excusas, no hay pretextos, me abandonaste, te olvidaste de mi. Excelente. ahora yo quiero empezar a rehacer mi vida. Asi que lo único que quiero es no verte, no te quiero ver, no te quiero... Y su tono de vos empezaba a subir. Parecía alterada, al borde de un ataque.

Cruz,la abrazó y la besó.

Ese beso, robado a al fuerza, pareció durar una eternidad.
Erika que al principio se resitía, al tomar contacto sus labios con los de él, todos sus argumentos parecieron derrumbarse.
Unos minutos después, tomó valor, y lentamente comenzó a separse. Su enojo era todavía mayor, ya no sabía que decirle, y salieron de su boca dos palabras: te odio.

Tomó su bici, esta vez rápidamente, y comenzó a pedalear por la calle.
El le gritó que espere, que tenía que hablar con ella, que contarle como habían sido las cosas, sus razones...
Ella no miró atrás, ni respondió a nada, solo pedaleaba. Y anduvo un largo rato hasta por las afueras, esperando calmar su enojo, reflexionar sobre lo ocurrido, y limpiar las lágrimas que empezaban a correr sobre sus mejillas.

¿que hice? que estupida! lo odio, lo odio.
y ese beso, con que derecho me tomaba asi, con que derecho me besaba...
ese beso... como extrañaba sus besos... pero ¿que voy a hacer?

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